Para la técnica de hoy vamos a hacer frutos secos garrapiñados, que nos devuelven a las ferias y las fiestas de nuestra infancia y la ilusión que nos hacía que nos comprasen un paquete de cualquiera de ellos.
Para garrapiñar necesitamos frutos secos crudos, no tostados. Pueden ser: pipas de girasol, pipas de calabaza, almendras, anacardos, nueces, nueces de macadamia, nueces de pecan, cacahuetes, pistachos etc.
No sólo son útiles para picar, también podemos usarlas como crujiente en las ensaladas, combinan bien con foie, como guarnición para crema, en salsas para carnes o pescados, para decorar postres, etc.
La forma de hacerlos es bastante sencilla:
La proporción es: La misma cantidad de frutos secos que de azúcar y la mitad de agua. Se calientan a fuego fuerte hasta que se evapore el agua y queda cubierta por una superficie que parece una arenilla blanca. Esto dura entre 3 a 5 minutos dependiendo del fuego.
Se retira del fuego un minuto, se mueve para que se despeguen y no se peguen unas con otras.
Se vuelve a poner en fuego medio- bajo y se mueve con paciencia y una cuchara de madera hasta que toma el tono marrón del garrapiñado. Este proceso lleva aproximadamente entre 15 y 25 minutos.
Es en este momento cuando si te apetece puedes echar alguna especia para aromatizarlos: polvo de regaliz, vainilla, canela, pimienta etc.
Nosotros hemos hecho hoy las pipas de calabaza garrapiñadas con un poco de polvo de regaliz y a los cacahuetes le hemos añadido canela molida.
El último paso, cuando cuando ya están garrapiñadas, es echarlas sobre un papel parafinado o de horno y se vuelven a mover para que no se peguen.